Se inicia la senda desde la zona conocida como “lagar
de arropuerto”, al lado de la carretera que conduce a Casares de Las
Hurdes, pasando la alquería de Las Heras. En itinerario suave, pasando
la prensa de aceite, vamos zigzagueando entre pinos hasta llegar en
aproximadamente 1 kilómetro a una zona denominada “peña rayá”, pequeño
balconcito natural con vistas panorámicas de Casares de Las Hurdes y sus
alrededores. Seguimos ascenso hasta llegar hasta una pista forestal, la
cual cruzamos recta para coger sendero que empieza a ponerse más “duro”
en subida, donde debemos aminorar el paso para coger con más
tranquilidad el trazado. En aproximadamente hora y cuarto, alcanzamos el
Mirador de Las Carrascas, a 1.200 metros de altitud, desde donde
podemos contemplar magníficas vistas panorámicas del valle del río
hurdano y del río Ladrillar, así como la impresionante Sierra de la
Corredera. Zona apropiada para realizar un descanso.
Descenso curvado, tranquilo, entre vegetación de
monte bajo y castaños, con una fuente en la mitad del camino, vamos
cubriendo ruta hasta llegar en aproximadamente 40 minutos a la alquería
de Riomalo de Arriba, típica por su arquitectura de piedra y pizarra.
Salimos del sendero para coger pista de tierra hasta llegar a la fuente
de entrada al pueblo. Como atractivo, en época visitable, podremos ver
el Centro de interpretación e información de Las Hurdes, encuadrado en
una antigua casa hurdana.
Tras el descanso pertinente, cogemos ruta de nuevo
por la carretera que nos lleva a Ladrillar, y a 1 kilómetro, enlazamos a
la derecha, de nuevo sendero de tierra junto al río, recorrido
prácticamente llano entre vegetación de ribera y cultivos locales. Agua
en el camino para sofocar la sed. En 45 minutos desde Riomalo de Arriba
estamos en Ladrillar, donde llegaremos a un “volvedero”, sitio destinado
a realizar una pausa. Subimos calle arriba dirección casa de cultura y
ayuntamiento hasta llegar a la plaza del bar de la localidad, donde
podemos reponer fuerzas sólidas y líquidas. Por la carretera, a unos 300
metros, a la izquierda, iniciamos el segundo tramo de la ruta.
Este tramo requiere la tranquilidad del buen
senderista para disfrutar de un paisaje espectacular. Vamos subiendo
poco a poco, por camino empedrado en algunos tramos, encontrándonos por
el camino varios arroyos, olivos y huertos hasta llegar a una pista
forestal, que la cruzamos siguiendo la señal. Seguimos camino hasta
encontramos en la parte derecha con un mirador construido de madera que
nos permite tomar un pequeño descanso y recrearnos con las vistas que
nos ofrece la zona. Dejando a un lado el mirador y retomando el camino,
rápidamente nos encontramos con una pasarela de madera para sortear el
cauce, con una fuente en la entrada para poder beber agua fresca.
Seguimos ascendiendo pasando arroyos, vegetación de castaños, algunos
enebros y monte bajo hasta encontrarnos en la parte izquierda del
sendero una cueva con una virgen, habilitada como santuario, con un
banco de madera para el descanso y una pequeña fuente por debajo del
camino para refrigerarnos.
De nuevo ascenso, esta vez más pronunciado hasta
llegar a lo más alto del camino, para descender progresivamente por una
senda que habilita en tramos trozos de pedriza hasta llegar al arroyo
denominado “la cabrera”, delimitando la entrada el mismo por medio de
una talanquera de madera. La bajada hay que hacerla despacio,
zigzagueando entre encinares escalonados y delimitados. De nuevo
merendero de madera en el paraje denominado “la silla del corro”,
permitiéndonos hacer alto en el camino. Descenso tranquilo pero empinado
hasta llegar por debajo del “risco gordo”, donde ya se divisa el pueblo
de Cabezo. Descenso, primero curvado y luego lineal (andar despacio) de
bajada entre pinares llegando al depósito de captación de agua, desde
donde se inicia pista forestal que nos conducirá hasta Las Mestas. En
este recorrido invertiremos unas 2 h. 30'
Este tramo transcurre en su totalidad por pista forestal, con un recorrido total de 4,5 kilómetros. Observamos en el recorrido huertos, olivares y pinares.
Ya llegando a la localidad de Las Mestas, al final de la pista, iremos bajando tranquilamente por un cortafuegos, y al final del mismo cogemos un descenso a la derecha que nos lleva zigzagueando hasta detrás de un complejo turístico y a la carretera de acceso a la localidad, en donde podemos encontrar pasos adelante una fuente y merendero con agua fresca para culminar una ruta llena de encantos y disfrutar en merecido reposo las imágenes que nos hemos encontrado por el camino.
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